18 de diciembre del 2021

by Kimberly Hobbs 

EMPODERANDO VIDAS CON UN PROPÓSITO:
(Lamentaciones 3: 22-24 NVI)
“El gran amor del Señor nunca se acaba, y su compasión jamás se agota. Cada mañana se renuevan sus bondades; ¡muy grande es su fidelidad! Por tanto, digo: «El Señor es todo lo que tengo. ¡En él esperaré!»”
‭‭Lamentaciones‬ ‭3:22-24‬ ‭NVI‬‬
 Me digo a mí mismo: “El Señor es mi porción; por tanto, en él esperaré”.
Dios da en abundancia cuando lo honramos y esperamos en Él, porque es en los momentos tranquilos y aislados, perdidos en Su reverencia que nos conectamos y sentimos Su presencia.
 En medio de las voces fuertes en nuestra mente, la Suya es la voz que trae calma y tranquiliza nuestros corazones. Ese lugar secreto al que nos conectamos mientras esperamos con corazones expectantes es el lugar donde los suaves susurros de Dios llenan nuestras almas con una compasión genuina por nuestras necesidades.
 Allí, en esa tranquila soledad, es donde nos encontramos cara a cara con nuestros dolores. No temas al dolor porque es en tiempos de ansiedad cuando nos encontramos más cerca de Dios, cuando más sentimos Su presencia.
Recuerdo haber atravesado pruebas y haber experimentado la lucha, pero la fuerza de un Dios que me animaba y fortalecía no quería nada más que verme perseverar y usar Su influencia para alcanzar mi potencial. En los momentos más difíciles, Él fue mi roca, mi amigo de toda la vida que no me dio la espalda cuando el peso del mundo trató de asfixiarme. La suya era la luz que ardía en la noche cuando mis ojos no se cerraban por miedo a lo que traería la oscuridad.
Su amor fue lo que me mantuvo esforzándome por tener más de Él. Ese amor es la afirmación que aporta claridad y verdad en lo que ofrece Su palabra.
Gracias Laurie Sammarco, escritora invitada de Pembroke Pines, Fl.