EMPODERANDO VIDAS CON PROPÓSITO:
Escritora invitada de hoy: Laurie Sammarco – Pembroke Pines, Fl.
(Isaías 43:1-3)
Pero ahora, esto es lo que dice el Señor, el que te creó, oh Jacob, el que te formó, oh Israel: “No temas porque yo te he redimido; te he llamado por tu nombre; Eres mía.
Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y cuando pases por los ríos, no te anegarán. Cuando camines por el fuego, no te quemarás; las llamas no te abrasarán. Porque yo soy el Señor tu Dios, el Santo de Israel, tu Salvador”.
Dios conoce nuestros nombres. Él sabe todo sobre nosotros. Él conoce los pecados que repetimos a diario y, sin embargo, todavía nos ama y nos persigue.
La búsqueda incesante de Dios sobre nosotros no tiene fin. Él sabe que en algún momento nuestros corazones cambiarán. Quiere estar allí cuando se produzca esa transformación; para abrazarnos y darnos la bienvenida a casa.
El Espíritu Santo pronuncia nuestros nombres individualmente porque quiere esa relación especial de “uno a uno” con nosotras. Él quiere que sepamos que le importamos. Él desea que nos comuniquemos personalmente con Él. Podemos conocerlo íntimamente, pero hasta que no nos tomemos el tiempo para hablar con Él, no sabremos el núcleo de quién es Él y cómo puede cambiar nuestras vidas.
El tiempo devocional con Dios es importante ya que nos ayuda a acercarnos más a Él. La quietud nos ayuda a mirar hacia adentro y revelar los cambios que deben ocurrir para que podamos crecer y aprender más sobre nuestras capacidades. También podemos aprender nuestras fortalezas y nuestro propósito en la vida al seguir a Dios.
Estábamos hechas para más de lo que nos limitamos a creer. Solo Dios es Aquel que puede mostrarnos en quiénes podemos convertirnos. Él conoce el resultado de nuestras vidas.