27 de marzo del 2023

by Kimberly Hobbs 

EMPODERANDO VIDAS CON PROPÓSITO:
De nuestra revista:
Querida hermana,
Seguir a Dios puede parecer complicado. Incluso cuando Su voz se hace más fuerte en nuestras vidas, Él sigue sin ser visto. ¡Por favor, no dejes que eso alimente ninguna duda de que Dios está vivo y te ha llamado a caminar con Él y ser bendecido por Él!
Cuando seguimos a Jesús, podemos enfrentar el rechazo, la oposición, el abandono y el sufrimiento. Dios puede incluso invitarnos a entrar en lugares dolorosamente incómodos, llamándonos a ir a donde la mayoría no iría. Y lo peor, al seguir a Cristo, invitamos al diablo a acosarnos a diario. Cuando se entere de que somos un testimonio parlante, tratará de intimidarnos y atacarnos a diario. Esto es la guerra.
¡Pero nuestro Dios ya ha ganado la guerra!
Aún así, cuando nuestras voces se hacen más fuertes por Cristo, podemos ser golpeados duramente. El diablo a menudo ataca nuestras mentes primero. Uno de sus trucos es hacernos querer huir y escondernos. Pero si lo hacemos, su misión se cumplirá.
Sin embargo, cuando seguimos a Jesús, las flechas nos siguen. En Juan 17:15, Jesús nos advirtió de un ataque. ¡Pero Dios tiene una misión para nosotros! Estamos llamados a amarlo, sanarlo, redimirlo, perdonarlo y buscarlo. Y aunque vendrá el sufrimiento del mal, aquellos que creen en Dios finalmente serán protegidos del maligno.
Dios promete proteger nuestro corazón y Su Palabra protege nuestra mente.
¡Podemos venir a Cristo como somos, viviendo nuestras vidas para Aquel que quiere lo mejor para nosotras! Dios puso algo más grande en todos nosotras, y necesitamos confiar en Aquel que hará que nuestras vidas brillen.
Efesios 6:11 nos habla de esta guerra y de cómo estar preparados. Debemos luchar como si tuviéramos algo que ganar. Nuestra carne vive en la tierra, pero nuestra alma tiene sus raíces en el cielo. Así que debemos ponernos la armadura de Dios. Recuerda, esto no es una guerra de carne. Dios es nuestra protección contra el mal, y nuestra lucha no es en contra de otras personas. Así que debemos orar por los que vienen contra nosotros. Un espíritu tranquilo es más valioso que un fuerte grito. Perdona a las personas y ora por ellas.
Ahora oremos juntas.
Dios, nos sentimos tan honrados de que nos hayas llamado a venir como somos. Eres nuestra protección y fortaleza. Padre, nos protegeremos con tu Palabra, verdad y amor. Sabemos que estás con nosotras en esta batalla y nos aferramos a tus promesas. Juntas, construiremos tu nombre, compartiendo amor y nuestras historias y dándote toda la gloria.
No tendremos miedo.
¡Él te tiene! ¡Él te ve! ¡Y Él te empodera para que te mantengas fuerte por Él! Si necesita más tranquilidad, ¡abra la Palabra! ¡Él te hablará!