19 de abril del 2021

by Kimberly Hobbs 

Cuando atravesamos aguas turbulentas, tenemos que unirnos y recordarnos a nosotras mismas y a los demás la bondad de Dios, de lo contrario, podemos olvidar fácilmente lo que Él ha hecho en nuestras vidas. Todo lo que podemos ver es la pesada carga frente a nuestros ojos y puede parecer imposible de levantar.
 ¿Cuántas veces nos dejamos envolver tanto en nuestros problemas que olvidamos que Dios es un Dios de misericordia y gracia?
“Tú eres bueno y perdonador, oh Señor, y grande en amor para con todos los que te invocan”. (Salmo 85: 5)
 Dios tiene compasión de nosotros. Eso es lo que significa misericordia. Su misericordia y gracia son señales de cuánto nos ama. Su asombroso amor, ¿cómo puede ser?
Cuanto más alabes a Dios por su bondad, más la verás manifestada en tu vida.
 Cuando nos unimos como hermanas en el amor, recordemos constantemente la bondad de Dios. Dejemos que se libere la negatividad. Siempre podemos encontrar cosas en las que estar desanimadas, pero cambiemos nuestra perspectiva para tratar de mirar hacia arriba. Ayudémonos unas a otras sabiendo que no siempre es fácil.
 Podemos ayudarnos unas a otras y llevar las cargas de los demás como Dios nos instruye que lo hagamos. Es algo hermoso caminar de la mano de una hermana en la fe. Con amor compartiendo sus “bajadas en el valle” para llevarla a las “cumbres de las montañas”.
 Juntas, permitamos que Jesús calme las aguas turbulentas de nuestras vidas para que podamos experimentar los momentos de “la paz en silencio” que Él quiere para nosotras.
“Nuestros problemas actuales son pequeños y no durarán mucho. Sin embargo, nos producen una gloria que los supera con creces y durarán para siempre (2 Corintios 4:17).