16 de agosto del 2022

by Kimberly Hobbs 

EMPODERANDO VIDAS CON PROPÓSITO:
Muchas de nosotras que hemos enfrentado cosas traumáticas nos hacemos la pregunta “¿por qué yo? ¿Por qué tengo que pasar por tanta agonía en esta situación?” El dolor es real. Las heridas físicas, las heridas emocionales, todas tienen síntomas y podemos sentir el dolor, pero ¿cómo lo sobrevivimos y estamos bien?
Me entumecí ante cierto dolor hace muchos capítulos en mi vida. No me trajo buenos resultados. Nunca abordé el dolor. Lo enterré. Y resurgió aún más feo que antes. Gracias a Dios cuando lo encontré, Él me llevó a través de mi dolor. Me ayudó a procesar el qué y el por qué en mi cabeza.
Ahora puedo ofrecer algunas herramientas que aprendí para abordar las heridas del alma de mi corazón.
Entiende que el dolor no es tu enemigo. Pídele a Dios que te guíe a través de las aguas turbulentas con las que te enfrentas.
(Isaías 43:2)
“Cuando cruces las aguas,
yo estaré contigo;
cuando cruces los ríos,
no te cubrirán sus aguas;
cuando camines por el fuego,
no te quemarás ni te abrasarán las llamas.”
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Dios nos dice que Él estará allí. ¡Aférrate a esa verdad! ¿Estás evitando lugares o personas que pueden haberte herido? ¿Hieres a otros a causa de tu dolor? ¿Es la herida que tienes en curso en tu mente o un secreto que nunca le has contado a nadie? Tal vez te cueste verbalizar lo que pasaste.
Jesús NUNCA te dejará en el valle. Él quiere que le traigas tu dolor a través del tiempo de oración. Él te ayudará a llegar al otro lado. Confia en el.
(Salmo 23:1–6)
4 Aun si voy por valles tenebrosos, no temo peligro alguno porque tú estás a mi lado; tu vara de pastor me reconforta. 5 Dispones ante mí un banquete en presencia de mis enemigos. Has ungido con perfume mi cabeza; has llenado mi copa a rebosar.”
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Enfrenta tus heridas con Jesús a tu lado. Aunque se siente como una tarea imposible, no es imposible. Seré la primera en decir que cuando entregué mis heridas del pasado a Dios, Él se encargo de allí en adelante y me liberó de llevar esa carga. Me trajo ayuda.
La ayuda de Dios puede venir de muchas maneras. La clave es identificar la bendición de Él cuando llegue y confía en mí, ¡verás una bendición! La forma de saberlo es estar en constante comunicación a través de la oración con Dios y leer Su Palabra diariamente. Él te hablará a través de él y te mostrará la manera de liberarlo. Debes creer que Él puede hacerlo y que tú “puedes” y “quieres” vencerlo… ¡sea lo que sea, a través de ÉL! Es Su fuerza y ​​Él no te dejará ir.