EMPODERANDO VIDAS CON UN PROPÓSITO
Debra Eddings, escritora invitada
Cuida lo que piensas
He vivido más de medio siglo y parece que todavĂa lucho con algunas de las mismas cosas que pasan por mi mente una y otra vez. Aunque sĂ© algunas de estas cosas, solo necesito recordar: en cada etapa de la vida, algunas verdades deben ser revisadas y reforzadas. Éstos son algunos de los que me colocado al frente de la fila estos dĂas.
La vida no sube y baja en mi perfecciĂłn. La escritura dice en Juan 14: 6, JesĂşs es “el Camino, la Verdad y la Vida”. Él es el foco de la perfecciĂłn. Aunque le doy lo mejor de mĂ todos los dĂas, puedo cometer un error. La buena noticia es que nuestros errores no son fatales. Podemos intentarlo y fallar. ¡Está bien! A veces, este mismo punto me mantiene despierta por la noche. Especialmente cuando tengo un gran evento del que estoy a cargo. ÂżSaldrá todo segĂşn lo planeado? ÂżTodos los involucrados harán su parte? Las respuestas a esas preguntas no valen la pena el sueño que se está perdiendo.
No puedo controlar el resultado de cada situaciĂłn. ¡Probablemente sea mejor que no lo haga! No soy el Dios Soberano del Universo que opera desde el conocimiento de todas las cosas. Dios ha estado, está y siempre tendrá el control. Tengo que confiar en Él para estos resultados. Todo lo que puedo hacer es planificar y ejecutar lo mejor posible y luego dejarlo ir. O orar por otros que están lidiando con sus propias situaciones y confiar en que Dios está escuchando y respondiendo en Su perfecta voluntad. Puede haber un resultado que sea mejor a largo plazo. Mucho mejor de lo que podrĂa haber previsto.
No soy dueño de las elecciones de otras personas. Todos llegan a ser ellos mismos. No importa cuánto quiera tomar una decisiĂłn por alguien, no puedo. Dios me ha puesto en el papel de hija, hermana, esposa, madre, maestra, amiga. Estos roles me han dado plataformas de influencia. No me lo tomo a la ligera. Pero existe un equilibrio en la cantidad de orientaciĂłn que podemos ofrecer y cuándo. Una vez que se da esa guĂa, no puedo dejar que me atormente cuando alguien elige hacer otra cosa. Esto es difĂcil pero liberador.
Entonces, “Lleva cautivo todo pensamiento a la obediencia de Cristo” (2 Corintios 10: 5) y “todo lo que es verdadero, noble, recto, puro, amable, admirable, excelente, digno de alabanza … piensa en estas cosas”. (Filipenses 4: 8).