El ayuno es un momento de crecimiento espiritual. ¿Alguna vez ha probado un ayuno por algo que no sea perder peso o debido a una cirugía o una necesidad carnal?
El ayuno es bíblico. No es la disciplina más fácil, pero tampoco la más difícil.
El ayuno puede brindarte un tiempo íntimo con tu Padre Celestial. Puede ayudarte a sentirte fresca, renovada y limpia en tu cuerpo, mente y alma.
Cuando entregas tu deseo a Dios y niegas tu deseo físico de la comida, te entregas a nuestro Señor por un tiempo y el propósito de que Él ministre tu alma.
Tómese el tiempo para leer Isaías 58 si desea hacer un ayuno espiritual. Léalo todos los días del ayuno para conocer el propósito, la promesa y la verdad que trae.
Este pasaje de las Escrituras describe el tipo de ayuno que Dios desea, el tipo que ha elegido y para qué se pretende lograr el ayuno. Incluye promesas para quienes están ayunando.
Por favor, no trates de ayunar “torcer el brazo de Dios” para lograr lo que quieres lograr o hacer algo que creas que es necesario para ti o para otra persona. Cuando ayunas y te niegas a ti mismo, posicionas al Señor como todo en tu vida. Tu confías en el.
Es asombroso experimentar un verdadero ayuno espiritual en tu vida. Ora por esto y pídale a Dios que te guíe y lo arroje. Él lo hará, y estarás tan refrescada en tu mente, cuerpo y espíritu. Realmente funciona.