14 de septiembre del 2023

by Kimberly Hobbs 

EMPODERANDO VIDAS CON PROPÓSITO:
 Muchas de nosotras estamos esperando ahora mismo en Dios una respuesta para algo. Queremos saber qué quiere para nosotros, pero nos impacientamos y queremos la respuesta ahora. ¿Qué hacemos cuando no nos responde?
Muchas veces oramos. Una de las principales razones por las que oramos debería ser para dar gracias por aquello que con demasiada frecuencia olvidamos. Todo lo que Dios HA hecho por nosotros. Parece que le pedimos cosas a Dios más que agradecerle por lo que nos ha dado, me encuentro haciendo eso con demasiada frecuencia y, por supuesto, no a propósito. Por eso estoy haciendo un esfuerzo concienzudo para agradecerle cada vez más y tener un corazón agradecido.
Decidir ser agradecido incluso en los momentos difíciles requiere una acción. En momentos en que estamos tristes, perdidos o incluso desesperados, debemos agradecerle, incluso cuando todo parece ir mal. Cuando nuestra mente se atasca en un problema, pídele a Dios que te muestre la manera de manejarlo.
El mismo acto de agradecer libera tu mente de un enfoque negativo. A medida que diriges tu atención a Dios, tu problema pierde importancia y pierde su poder de hacerte tropezar al pensar en él.
Muchas de las situaciones que nos golpean la mente, puede que ni siquiera sean problemas por hoy. ¡Démosle estos problemas a Dios hoy para que Él pueda depositarlos en el futuro donde Él, a sabiendas, es el único que tiene control sobre ellos!
Simplemente di gracias a Dios, incluso cuando no puedas ver el panorama completo, sabiendo que Él derramará su luz sobre tu situación. Necesitamos agradecerle en todas nuestras circunstancias porque creo que siempre sucede algo bueno cuando agradecemos a Dios.
Nos volvemos más receptivos a la voluntad de Dios cuando oramos continuamente y le agradecemos. Cuando hacemos esto y oramos justo cuando estamos pensando en la situación, permitimos que la oración se convierta en una Primera Respuesta natural a cualquier cosa que esté sucediendo a nuestro alrededor. Creo que esto es saludable.
Invitamos a Dios a trabajar en nuestras situaciones y nos quitamos la presión. Eso significa que si nos inclinamos por hacer algo que tal vez no sea lo que Dios quiere para nosotros, nuestros corazones pueden estar más abiertos a lo que Dios quiere y nuestras mentes pueden estar más dispuestas a cambiar.
Entonces, cuando estés esperando que Dios haga algo, continúa orando y alabandolo con un corazón agradecido. Tu alegría aumentará y tu estado de ánimo cambiará porque te das cuenta de que de todos modos no tienes el control, sino Dios.
“Estad siempre gozosos; orad continuamente; dad gracias en TODAS las circunstancias, porque esta es la voluntad de Dios para vosotros en Cristo Jesús.”
(1 Tesalonicenses 5:16-18)